"Aprendiz de Otoño"

Confieso que mi vida ha andado un tanto ajetreada estos días y como directa repercusión de ello no he logrado hacerme el tiempo para un nuevo post en semanas. Pero hoy me lo apunté en mi agenda, no debía dejar pasar otra semana sin acercarme a ustedes. Lo escribí mientras caminaba apurada hacia la estación de tren.
Al guardar la agenda en mi bolso y levantar la vista, me encontré con un frondoso árbol cuajado de hojas amarillas. El sol se filtraba entre ellas y el frío repentino que en Buenos Aires nos visitó para quedarse poquitos días atrás me hizo sentir mi abrigo más acogedor. Mi atención pasó a centrarse en el sonido que se desprendía de mis pies al pisar la crujiente mata ocre que revestía la vereda. Instantaneamente copó mi memoria una bella poesía de Neruda que no me animo a citar textualmente, pero su sentido era parecido a "Quisiera ser aprendiz de Otoño para sembrar de oro el camino".
El ajetreo es parte integrante de la vida, pero qué bello es poder detenerse y percibir el mundo que nos rodea, dejando de lado, aunque sea brevemente, las preocupaciones cotidianas. Mi madre sembró esta estrella en mí cuando al caminar juntas señalaba o señala - Mirá que hermoso árbol, se ha puesto rosado. Mmm! Sentí el perfume de esos jazmines o rosas.- Así el camino cobra color, aromas y sonidos, haciendo que por un ratito lo que nos preocupaba se haga más pequeño ante la grandeza simple de la naturaleza. Aún ella nos rodea, qué bueno que hoy recordé disfrutarla. ¿Y ustedes?